domingo, 16 de febrero de 2014

MIS CUENTOS

EL REY DE SU PUEBLO


Érase una vez de un país muy lejano, hace infinidad de años, un Rey que había hecho próspero a su pueblo, todos disponían de recursos para subsistir, había muchos caminos que comunicabas todos los pueblos de aquel lugar. Un día pensó que algo tenía que hacer para ver cómo era su pueblo ahora que vivía en bienestar y prosperidad. Se le ocurrió poner una gran piedra- gigante- en un camino muy importante, y comenzó a observar qué hacía la gente.
El Rey dijo que quien consiguiera quitar la gran piedra se quedaría con todo lo que encontrara, pues para quitar la piedra había que conseguir una lágrima de dragón y para ello subir a la montaña más alta del mundo. Entonces un chico de quince años se puso manos a la obra, porque él quería ser rico y ayudar a su familia ya que eran pobres. Lo primero que hizo fue intentar levantar la piedra porque se creía muy fuerte pero no lo consiguió y se hizo daño en la mano izquierda.
Entonces decidió emprender el camino a la montaña más alta que estaba a unos kilómetros del pueblo, pero lo malo del camino era que estaba lleno de vegetación y casi no se podía pasar porque se decía que allí había muchos animales raros que eran peligrosos. Cuando iba por la mitad del camino llevaba todas las piernas con rasguños por las zarzas. Cuando ya sólo le quedaban unos metros escuchó ruidos extraños, eran esos animales, pero descubrió que todo lo decía la gente era mentira, pues esos animales eran encantadores y le ayudaron a llegar a la montaña. Una vez allí, empezó a subir hasta el pico, era muy cansado, tenía que descansar cada dos por tres. Después de tres horas ya estaba allí. Era un sitio muy oscuro y el chico empezó a sentir miedo, ahí estaba solo, seguramente sólo el dragón y él. Pero acumuló todo su valor y decidió ir en busca del dragón.
Después de buscar durante una hora por ese enorme pico de la montaña, decidió descansar y sentarse en una roca; pero, de repente, la roca empezó a moverse como si fuera un terremoto y… ¡era un dragón! El pobre chico se pegó un susto tremendo y se puso a gritar pero se dio cuenta que el dragón no se había enfadado, que lo que decía la gente era mentira, esa criatura era inofensiva.
Después de unos minutos, el chico ya estaba tranquilo y decidió preguntarle al dragón si podía hablar. El dragón le contestó que sí y el chico se quedó alucinado, esa criatura era alucinante. Después de hablar un rato con el dragón, el chico le preguntó que si le podía dar una lágrima de dragón. El dragón le dijo que sólo con una condición, que le encontrase unas hojas especiales para curar su ala. Él aceptó la condición y decidió ir a buscarlas. El dragón le dijo que las hojas se encontraban en lo más profundo del bosque, en los árboles más altos. Entonces el chico fue al bosque, tenía mucho miedo, escuchaba aullidos de lobos y eso no le gustaba ni un pelo. Pero descubrió un árbol muy grande y pensó que debía de ser ese y, entonces, trepó hasta arriba; tenía razón, ahí había unas hojas doradas, tienen que ser éstas, se dijo.
Cuando llegó junto al dragón, el dragón se lo agradeció tanto que se puso a llorar, y el chico consiguió la lágrima. Cuando se despidieron ya era de noche y el chico decidió volver al pueblo. Cuando llegó al pueblo ya estaba amaneciendo y decidió mirar la lágrima de dragón. La lágrima se había congelado, entonces examinó la roca y dio con la respuesta. En uno de los lados de la roca había un agujero con forma de lágrima, y ahí era donde tenía que poner la lágrima, pero si se le caía se rompería y todo el esfuerzo no habría valido para nada. Entonces decidió poner la lágrima cuidadosamente y ocurrió algo muy extraño, la piedra se abrió por la mitad y dentro había dos sacos llenos de dinero.  
Luego cogió las bolsas y fue a hablar con el Rey y le preguntó: “Mi Rey, ¿esto que he conseguido es para mí?” Y el Rey le respondió: “Todo lo que has encontrado es para ti, tú te lo has ganado. El superar todos los obstáculos que van apareciendo en nuestro camino enriquecen nuestra vida y, por lo tanto, nuestra personalidad y forma de actuar”.


Celia De La Fuente. 6º

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